Blogia
CARRIÓN DE CALATRAVA

LAS NEVADAS

LAS NEVADAS
El pasado mes de enero de 2007 se produjeron copiosas nevadas durante un par de días en la zona centro peninsular. Carrión de Calatrava, como otro pueblos de la zona, amanecieron cubiertos de blanco, una estampa nada habitual en las últimas décadas a pesar de que la nieve formaba parte del paisaje invernal cotidiano en la época de nuestros abuelos. Esta reducción en la frecuencia e intensidad de las nevadas en la Península Ibérica no es un hecho casual ni está desconectado de otros cambios como la reducción de las precipitaciones, sólo en parte pueden tener una explicación cíclica pero indudablemente no podemos separar estas alteraciones del fenómeno global del cambio climático.
La reducción de las nevadas repercute en la disminución de la cantidad de agua dulce aportada a la tierra, a los acuíferos, a los ríos y lagos y a la flora. Ello, unido a la disminución de las precipitaciones, hace que nuestra disponibilidad de agua dulce se vea mermada, más aún si tenemos en cuenta que en ningún momento nuestras necesidades disminuyen.
En un reportaje recientemente televisado sobre el pueblo inuit de Groenlandia, se comentaba la reducción de la capa de hielo y el aumento de las temperaturas, fenómenos provocados por el cambio climático y que estaban alterando gravemente las condiciones de vida y cuestionando la supervivencia del pueblo inuit, un pueblo que depende casi absolutamente de la caza. Además, los contaminantes vertidos a la atmósfera tienden a concentrarse mayormente en el hielo y esta circunstancia ha provocado que dichos contaminantes pasen a través de los alimentos y del agua al ser humano, afectando a la calidad de la leche materna.
Lo que le sucede al pueblo inuit no está desconectado de lo que ocurre aquí en nuestro país, en nuestra región, en nuestro pueblo. La única diferencia es que probablemente el pueblo inuit ha tenido muy escasa responsabilidad en la situación del cambio climático, mientras que la nuestra es mucho mayor. El clima es un gran sistema, caprichoso muchas veces, desconocido en gran medida, pero funciona y se regula según unas pautas que nosotros estamos alterando. La preocupación de los castellano-manchegos y de los españoles en general en relación al clima es la misma que puede tener cualquiera de nosotros cuando está en medio de un montón de mierda, sabemos que huele mal y nos alejamos, que vengan otros a limpiarla. Hace muy poco, en una conversación con un vecino de Carrión, éste comentó que estaba construyéndose una gran pisicina de unos treinta metros y cuando le pregunté si sabía cuánta agua iba a necesitar para llenerla me contestó que tenía un pozo en su parcela que abastecería sin problemas de agua su piscina. También le pregunté qué hacía con el agua cuando limpiaba la piscina y me contestó que simplemente la tiraba. Este vecino insolidario, consciente y deliberadamente insolidario, forma parte de la clase de gente cuyo comportamiento resulta inaceptable. Pero quién se ocupa de personas como ésta. Le ampara la propiedad privada de su tierra. Le ampara el uso de su libertad. ¿Quién ampara a los demás vecinos que necesitamos el agua para beber, asearnos o limpiar? ¿quién ampara al medio natural del que creemos poder extraer todo lo que queremos conseguir?
Hubo un día, un mes, un año, un siglo, en que los hombres se dotaron de normas para garantizar la paz social, más adelante se dotaron de instrumentos para salvaguardar la libertad individual, después se hizo realidad un conjunto de derechos civiles, políticos, económicos y al final de ese recorrido los derechos se extendieron horizontalmente a toda la población y verticalmente para incluir los derechos sociales en una permanente reivindicación por la igualdad. Hoy quedan dos grandes líneas en las que avanzar, la inclusión de los pobres de tal forma que la riqueza se distribuya mejor a nivel global y la constatación de que sin un cambio en el modelo económico, productivo y de consumo no tenemos asegurada la supervivencia de la especie humana en los términos que hoy la conocemos porque el medio natural no nos proporciona ya los recursos que necesitamos y su elemento más frágil, la atmósfera y el clima, auguran un futuro que exigirá una respuesta del hombre absolutamente desconocida en la historia de nuestra civilización. Reflexionemos, no pensemos sólo en "mi tierra", "mi campo", "mi pozo", "mi agua" y aislemos los comportamientos gratuitamente insolidarios como el de nuestro vecino, el de la piscina olímpica, ¿se acuerdan?
 
Origen de la fotografía:AUTOR

0 comentarios