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CARRIÓN DE CALATRAVA

EL CAMINANTE

EL CAMINANTE

En nuestra comarca existen muchos lugares por los cuales se puede pasear y disfrutar de la naturaleza. Sin embargo, existen algunos factores que limitan gravemente este derecho:

1.- La destrucción del entorno natural causada por la contaminación, la urbanización salvaje, la alteración del curso de los ríos, la destrucción de humedales y otras zonas biológicamente sensibles, las escombreras y los vertederos incontrolados, la instalación de fábricas o la construcción de grandes espacios para el ocio sin contar con garantías de protección del medio ambiente, la falta de conservación de los caminos, la imposibilidad de acceder a grandes zonas de monte de titularidad privada, la caza, el abuso del vehículo privado, los incendios, etc.

2.- El desconocimiento voluntario e involuntario del entorno natural, cultural e histórico de la comarca y de la región. En esta era de progreso, la preferencia por la tecnología aleja al ser humano de su vínculo con la naturaleza, a pesar de que tenemos la posibilidad de hacerlas compatibles. Lo perverso del desarrollo es que no es progreso, simplemente es un crecimiento continuado de la riqueza material a expensas de la riqueza natural, como si estuviéramos pedaleando sin descanso a pesar de que la carretera tiene cada vez más desnivel y la subida se hace poco a poco más pesada pero no nos detenemos. El hombre moderno se ha vuelto exigente y perezoso, reclama cada vez más comodidades y satisfacer sus necesidades relativas a la posesión de bienes materiales, al ocio y el entretenimiento, al enriquecimiento y al aumento de su capacidad de consumo en general. El hombre de nuestro tiempo se siente más libre si tiene la opción de elegir entre más cosas y sobre todo entre cosas más caras.

3.- Los placeres de la naturaleza son demasiado rústicos e incómodos para la vida a la que nos hemos acostumbrado. La reflexión, la crítica, el análisis y en general la búsqueda de conocimiento resultan poco apetecibles, inútiles para encontrar un trabajo o para ganar más dinero. En este sentido, queremos asegurarnos que en nuestra casa abrimos el grifo y sale agua, o al pulsar el interruptor hay luz, pero no nos preocupamos de cómo se obtiene la electricidad o de dónde procede el agua. Lo mismo ocurre con nuestros bosques, pues nos sirven para ir de acampada en días de fiesta o para hacer una barbacoa y pasar el día, pero no queremos preocuparnos con el impacto de nuestras actividades ni que nos digan que tenemos que evitar dejar basura en el campo o que no podemos encender un fuego, porque siempre tiene que prevalecer nuestra libertad individual sobre el bien colectivo, aunque nuestro derecho pueda implicar graves perjuicios para los demás. Sabemos que los vehículos contaminan, pero no hay demanda de otro tipo de vehículos y consideramos que tienen que construirse más carreteras en lugar de pensar en otros medios de transporte colectivo. Además, si tenemos dinero por qué no vamos a comprar un coche mejor, más rápido y con mayor potencia, más contaminante. Nuestro derecho individual a demostrar que tenemos más dinero y a disfrutar del placer de conducir un coche mejor tiene preferencia sobre el bienestar colectivo.

4.- Contemplamos la vida en términos de consumo. La naturaleza es consumo porque está al servicio de nuestras necesidades, sus caminos son para los 4x4 y los quads y el monte para hacer fuego y pasar el día comiendo y bebiendo o para ir de caza, la política es consumo porque esperamos que nos facilite la vida con menos impuestos pero más servicios, que nos proporcione trabajo, bienestar económico y vivienda pero no nos replanteamos el modelo. Simplemente creemos que la clave está en tener más dinero para poder vivir mejor y en incrementar la satisfacción de unas necesidades igualmente crecientes ( por lo tanto nunca satisfechas) porque el sistema económico trabaja precisamente sobre el cumplimiento de dicha hipótesis.

Quería comenzar este artículo hablando de los placeres de la naturaleza pero he terminado con una crítica al sistema económico y a la actitud de lo seres humanos. Por ello, retomo el tema inicial para hablarse de caminar. Les aconsejo la lectura del siguiente estudio:

"Humedales, cumbres, molinos y santuarios, caminería, historia, medio ambiente y turismo en el noroeste manchego (España)". Actas del V Congreso Internacional de Caminería Hispánica. Tomo I, pp. 171-192. Autor: Kenia Muñoz López-Astilleros. Publicado en la siguiente dirección: http://biblioteca2.uclm.es/biblioteca/ceclm/libros/camineria/C5/05f10.htm.

Es interesante la lectura de este estudio porque pone de relieve la importancia del conocimiento del entorno natural y del patrimonio histórico y cultural de la región. Pero además, es fundamental analizar el valor que le dan a los elementos singulares de nuestra geografía: el patrimonio medioambiental concretado en montes, llanuras, dehesas, lagunas y zonas de volcanes extintos y el patrimonio arquológico que representan los yacimientos y ruinas sobre todo de época romana y medieval, pero también elementos mejor conservados como castillos, molinos, palacios y otras construcciones.

Resaltamos todo ello, no sólo para que el caminante descubra en el placer de andar y ver los tesoros naturales y el patrimonio arqueológico y monumental de la región, sino también para sensibilizarlo respecto al deterioro medioambiental que sufren aquellos entornos naturales antes enumerados, especialmente las zonas húmedas de La Mancha y sus ríos.

En el estudio citado, la autora habla también de los distintos caminos y rutas existentes en la región, que comunican distintas localidades y permiten acceder a distintas zonas y espacios naturales. Lamento que cada vez menos conozcamos estos caminos y su entorno, que desde las instituciones públicas no se preste atención a su difusión y que no desarrollen planes comarcales para revalorizar el uso de los mismos fomentando actividades como pasear, ir en bicicleta, acampar, zonas de interpretación del entorno, excursiones educativas y un largo etcétera. Todo ello debería ir integrado en auténticos programas de conservación del medio ambiente y del patrimonio, implicando además a los ciudadanos para que comprendan la responsabilidad de sus actos cotidianos y de sus decisiones. Cualquiera que se anime a pasear por el campo o el monte y recuerde cómo eran esos paseos hace décadas, puede llegar a la misma conclusión sin problemas: hemos perdido riqueza paisajística, hay menos ríos y arroyos limpios, hay menos agua, cada vez son más los cauces secos, la diversidad de flora y fauna es menor, es mucho más habitual encontrar casas y otras construcciones en pleno monte o junto a zonas de gran valor ecológico, se ha extendido el regadío en huertas, fincas y tierras agrícolas a pesar de la escasez de agua, el monte cada vez es más inaccesible y es frecuente encontrarse todo tipo de basura hasta en las zonas más inaccesibles, aumentan las zonas quemadas; retrocede la vida sin que por un momento bajemos de nuestro automóvil para caminar tranquilamente, para aspirar el aire perfumado del monte y descubrir que sólo el hombre se ha marchado del paraíso.

 

Descripción de la imagen: Comarca Campo de Calatrava.

Origen de la imagen: www.bisabuelos.com

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